sábado, 27 de marzo de 2010

Norton Maza: La Máquina y Luces del caos


Luces del caos, galeria Gabriela Mistral


Norton Maza es un artista que está conciente del vicio colectivo al morbo, a la sangre, a la esclavitud, a la ilimitada gama de detalles y simbolismos culturales que usamos para identificarnos y sentirnos parte del mundo, es por eso que en sus obras no duda en usar todas las herramientas posibles, en llenar cada espacio que exista en el recorrido visual que se haga, cada parte es fundamental y clave para comprender sus trabajos. Utiliza una estética comercial y colectiva adecuada a la publicidad que nos venden desde que tenemos uso de razón y oculta en ella todos los mensajes y señales de horror, muertes, pánico, control y manejo de masas a las que estamos sometidos inconscientemente desde que formamos parte del sistema humano de vida.



La máquina, galería Patricia Ready
Personalmente considero estas dos muestras muy acertadas, me parece prudente incluir en la recurrente ironía del trabajo de Norton, el objeto de deseo de los diferentes grupos sociales, como es la diversión y fantasía de la clase alta y la religiosidad de la clase baja, ya que de esta forma construye un gancho comercial adecuado para quien se cruce por su camino y quiera acercarse y a medida que más lo haga más se sorprenda de las verdades que no muestra, sin embargo, discrepo de la eficacia que nos puedan realmente provocar, infiero que Norton al igual que la mayoría de los artistas contemporáneos, buscan por sobre cualquier otra cosa, producir emociones y nociones diversas de la realidad que no queremos ver, quieren hacer conciencia y dejar de creer en que existe el idiotismo colectivo, haciendo obras indolentes, capaces de sostener la imagen de un niño hambriento, y personas muriendo, pero pese a eso, quienes ven estas obras son en su mayoría seres que fueron a compartir una copa de vino, conversar de la peculiar continuidad de la vida del arte y luego se fueron a sus casas a navegar en internet y participar en círculos virtuales con otros seres iguales, que se quedaron en eso y la globalización persiste y cada vez más hay más niños desnutridos para pintar y exhibir en una galería. Y la conciencia queda para los paper universitarios y nada más, nadie va a ir a la guerra a tratar de acabarla, nadie de los que vió las obras de Norton quiso acabar con aquello que pensaron al verlas, horroroso o pseudo escandaloso, en realidad el espectador es parte de toda esa maraña monstruosa de la sociedad y debería estar inserta en esos pequeños juguetitos de guerrilleros, los espectadores deberían estar botando sangre por sus cabezas creyentes de supuesto intelecto que es más bien la calaña real del mundo, humanos pensante y no actuantes

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